Trabajos del alumnado de 2º Bachillerato, IES Atenea, Alcalá de Henares

martes, 17 de marzo de 2020


COMENTARIO DE TEXTO (Resuelto)


…sonó muy cerca de allí un disparo, inmediatamente después otro y luego otros varios, casi simultáneos. Saulo echó mano de su pistola, la preparó para disparar y salió corriendo en dirección adonde se habían oído los tiros.
            No tuvo necesidad de hacer uso de ella. Al volver la esquina se tropezó casi con un hombre de recia contextura, que acababa de caer sobre la acera, con la frente partida por un balazo. Le fluía la sangre por la herida, inundándole la cara, y respiraba trabajosamente, con un resoplido de toro agonizante.
            Se trataba de un fascista al que conducían detenido en un coche. Era muy fuerte y había intentado escaparse, en una lucha terrible y desesperada en la que consiguió libertarse de quienes lo llevaban y saltar a tierra. Éstos le perseguían a tiros; pero la bala que lo derribó le fue disparada de frente, desde el portal de un cuartel de milicias. Ya todo había concluido. Y Saulo volvió a su automóvil tranquilamente, enfundando su pistola. Comunicó a sus compañeros lo ocurrido, sin darle mayor importancia, en tanto se acomodaban en los asientos. El único que parecía visiblemente conmovido por aquel hecho era don Eugenio.- ¡Qué horror! – exclamó.- Es la guerra, amigo mío – le dijo Saulo, en un tono de profunda convicción -. Si tenemos compasión de nuestros enemigos, nos comerán por sopas…Y luego, dirigiéndose al chófer -: Arrea, que tenemos que llegar a tiempo para salvar a ese animalito…”. Valentín de Pedro, La vida por la opinión. Novela del asedio de Madrid, Renacimiento, Sevilla, 2014, pp. 68-69.



 1. Clasificación.


            El tipo de fuente es primaria puesto que se trata de una novela de un autor argentino que vivió muchos años en España, antes y durante la guerra. Valentín de Pedro fue condenado a muerte por el franquismo. Tuvo la suerte de rebajar su pena a 30 años de prisión y gracias a la intervención de la República Argentina terminó libre y en su país en 1941. No se trata de una fuente secundaria porque no es un historiador analizando los hechos a partir de diferentes fuentes, primarias o secundarias. El testimonio estremecedor de la violencia en el Madrid asediado de 1936 se refleja en su texto. Por supuesto publicado en Argentina en 1942, la censura no lo hubiese permitido en España. 

Se trata de una memoria, o testimonio, de los hechos acaecidos en Madrid durante la Guerra Civil española (1936-39) que este autor observó directamente. El autor era un escritor anarquista que participa en la defensa de Madrid. La novela va dirigida al público en general. Por medio de un testigo que vivió los hechos narra de manera excepcional aquel Madrid caótico defendido por las milicias populares frente a las tropas franquistas.           

2. Análisis.


            El texto refleja un episodio ocurrido en 1936 en el intento de tomar Madrid por parte de las tropas rebeldes a la Segunda República española. Comienza por el sonido de un tiroteo y el protagonista de la novela, autobiográfica, se dirigió hacia el lugar de los hechos. Saulo (Valentín de Pedro) estaba armado como casi todos los madrileños en aquel momento. El Ejército había sido suspendido ante la rebelión y el régimen parlamentario lo había sustituido por milicias populares para defender la República del golpe de Estado que la había dejado fuera de juego. Saulo pertenece a esas milicias y acude al lugar del tiroteo para ayudar.
            En el segundo párrafo describe al rebelde asesinado haciendo alusión a la figura animal del toro, que se puede identificar con España. Tras la sorpresa de encontrarse con el cadáver vino la relajación puesto que se trataba de un “fascista”. La violencia de la guerra provocó que los del otro bando dejaran de tener nombre y apellidos pasando a ser identificados con el sobrenombre de “rojo” o “fascista”. De esta manera despersonalizaban a la víctima y la eliminaban sin pudor. La mentalidad de los milicianos en ambos bandos provocaba que una persona dejase de tener la condición de ciudadano porque se trataba de un enemigo y había que exterminarlos. La humanidad para con la víctima desaparecía si el otro formaba parte del bando contrario. Escapado de sus captores que lo iban a fusilar terminó cayendo por el disparo de un miliciano anónimo. No preguntó lo que ocurría sino que disparó sin más. La normalidad hubiera sido detenerle y juzgarle en un tribunal. Tampoco juzgarían a quien apretó la pistola en plena calle para matar a un vecino de Madrid.
            Tras este episodio violento el protagonista sube al coche y otro personaje comenta horrorizado la escena. Saulo no le da importancia porque era un hecho habitual del paisaje del Madrid del “No Pasarán”. Con toda la normalidad se dirigen a salvar a un perro que está solo en una casa. Sorprende y contrasta el tratamiento que le dan al vecino de derechas y a un perro. “Es la guerra” sentencia el protagonista para dar una explicación al gravísimo hecho que acababan de vivir.       

      

3. Comentario crítico.


            La violencia generada en la Guerra Civil no solamente se producía en el frente. En la retaguardia, bien reflejada en esta novela, se producían hechos gravísimos. El Estado quedó tocado con el golpe de Estado y cada grupo de vecinos armados realizaban actos que no cabían en la Constitución de 1931. La sangre derramada por las calles de Madrid buscaba una revolución social en donde los individuos que simpatizaban con los rebeldes debían desaparecer. Los paseos fueron una fórmula habitual en la retaguardia madrileña para hacerlos desaparecer. De noche y en un lugar aislado se aplicaba “la justicia del pueblo” por el que un grupo de vecinos (milicianos armados) juzgaban a un detenido como seguidor de los rebeldes y era ejecutado. Estas prácticas se produjeron en los primeros meses de la guerra en Madrid y otros lugares de España (julio-diciembre de 1936). Mientras el bando rebelde iba tomando cada vez más terreno y, al tiempo, aplicaba también “la justicia franquista”, que tampoco constaba en ninguna constitución, fusilando “rojos”, como denominaban a los miembros del bando perdedor. A los 50.000 asesinados en retaguardia durante la etapa indicada se han de sumar otros 150.000 asesinados por el franquismo durante y después de la guerra. Las cifras demográficas aproximadas de un millón de personas menos tras nuestra guerra sumarían estos 200.000 asesinados en retaguardia, 300.000 soldados en el frente y 500.000 más de pérdida calculada en la natalidad por los efectos de la guerra. Además hemos de sumar los exiliados en Europa y América. El golpe de Estado de los rebeldes no tuvo éxito y metió a los españoles en una sangrienta guerra cuyo eco llega hasta nuestros días.            

4. Conclusión.


            El tema de la violencia en la Guerra Civil española (1936-1939) queda retratado en este episodio. La violencia se adueñó de un país que no supo convivir en paz dentro de un régimen parlamentario basado en la soberanía nacional, el sufragio universal y la separación de poderes. El golpe de Estado dejó al país sumido en una guerra durante tres años. Los ciudadanos se enfrentaron en dos bandos en lugar de dirimir sus disputas ideológicas a través de sus representantes políticos en el parlamento. Culpables de ello fuimos todos, vencedores y vencidos. Acabada la guerra en 1939 continuaría la violencia hasta que el panorama fascista internacional despareció dejando a Franco sin el apoyo italiano y alemán. La mayoría de los crímenes cesaron en el contexto de la Guerra Fría, aunque la represión franquista continuaría hasta su desaparición.


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